Lara Diloy dirige ‘El año pasado por agua’ del Proyecto Zarza

Lara Diloy encaja perfectamente en la letra y en el espíritu del Proyecto Zarza, que busca -y está logrando- rejuvenecer un género, la zarzuela, sobre el que pesan muchos prejuicios y sobre el que hay mucho desconocimiento, especialmente entre los jóvenes. No es el caso de la directora de orquesta madrileña, que mantiene desde hace unos años una relación con el género lírico español y con el Teatro de la Zarzuela; en su foso va a estar desde el próximo viernes 24 y hasta el 1 de marzo para dirigir musicalmente las funciones de ‘El año pasado por agua‘, la nueva propuesta del mencionado Proyecto Zarza.

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Los aspectos de la dirección de orquesta que más disfruta Lara Diloy son, por una parte, «poder plasmar la idea que tú tienes de la partitura en la cabeza -es algo que da muchísima satisfacción-, y hay además otro aspecto, más emocional o social incluso, que es el hecho de poder trabajar con un grupo de personas y poder mover su energía, tanto si es una orquesta como un coro, y unirla con la que tiene el público». 

Afortunadamente, empieza a dejar de llamar la atención que una mujer coja la batuta de una orquesta, pero todavía no ha dejado de ser una excepción. «Pertenezco ya a una generación en la que por fortuna están cambiando mucho las cosas -dice Lara Diloy-; cada vez somos más y se naturaliza nuestra presencia.

En Madrid Actual, Lara Diloy apuntó la importancia de la educación artística y musical en esta entrevista.

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P:-¿Cómo fue tu acercamiento a la zarzuela?

R: Ya había tocado alguna vez zarzuela desde el foso. Respecto a la dirección, la primera vez que me acerqué al propio Teatro de la Zarzuela fue con un proyecto, en una producción pedagógica que era una adaptación de la ópera “Pinocho” de Valtinoni al español para público infantil. Fui la directora del Coro de Voces Blancas. Esa fue la primera producción que hice, en 2016. A partir de ahí, empecé a hacer producciones como directora asistente. Entonces ya dirigí títulos como “Golondrinas”, “El cantor de México”, “Doña Francisquita”, “El rey que rabió”. Es decir, he estado haciendo ahí más o menos alrededor de uno o dos títulos por temporada. Desde entonces, fui formando mi camino.  

P:-Hiciste historia con “Don Gil de Alcalá” al convertirte en una de las poquísimas directoras de orquesta en el foso del célebre teatro madrileño. ¿Crees que es una profesión en la que todavía falta progreso en ese sentido? 

R: Es verdad que somos pocas, aunque cada vez somos más. Estamos, por fortuna, en una generación en la que se están abriendo ya las oportunidades. Cada vez tenemos el camino más abierto. Antes eran pocas las mujeres que llegaban a poder dedicarse profesionalmente, no solo a la dirección, sino en todos los campos en los que hay un factor que es el liderazgo. La incorporación de la mujer, evidentemente, por un tema social, ha sido mucho más tardía y eso no deja de notarse también en la música y en la dirección de orquesta. Lo bueno y lo bonito –a mí me gusta pensar siempre en positivo– es que eso está cambiando y que pronto dejará de ser anecdótico. Y que el mundo lo normalizará. Es verdad que no hemos recorrido todo el camino que hay que recorrer todavía. O sea, todavía falta mucho movimiento, pero lo que se ve es con luz. Tenemos que dar tiempo al progreso.

P:-¿Cuál es tu opinión sobre la importancia de una educación musical desde la infancia? 

R: Una educación musical es básica y pienso que no la estamos teniendo. Pienso no solo en la música, sino en la educación artística, en general. Ayuda a desarrollar una serie de capacidades que son importantísimas. Entonces, yo creo que no estamos explotando las posibilidades de la música en las aulas. Y creo que sería fundamental. Hay una parte de esa raíz que es la parte de cultura y de conocimiento. Y creo que hay otra que la pondría a la par o incluso más importante, que es el desarrollo que tiene la práctica de la música en sí, con elementos que son muy simples, muy sencillos. Como, por ejemplo, cantar en un coro desarrolla una serie de capacidades muy relevantes para el futuro de un niño y su forma de crecer.

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El Teatro de la Zarzuela, con Isamay Benavente en su primer año como directora, presenta la octava edición de  Zarza, un proyecto que se encarga de presentar una obra clásica de zarzuela en un formato más atractivo con el objetivo de acercar estas obras al público más joven. 

El año pasado por agua, de Federico Chueca y Joaquín Valverde, en una adaptación de Enrique Viana, cuenta con un elenco formado por 18 actores de entre 18 y 23 años, con Lara Diloy en la dirección musical y Marta Eguilior en la dirección escénica. Esta versión está ambientada en un 31 de diciembre en el barrio de Chueca, y nos muestra un mundo actual, en peligro por el cambio climático, pero con la esperanza de concienciar al mundo. 

En esta ocasión se da la circunstancia especial de que recientemente, el Gobierno de España ha declarado la zarzuela como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, y uno de los propósitos de este nombramiento era el de fomentar la zarzuela. 

Aquí tienes un reportaje completo dedicado al Proyecto Zarza.